En el corazón de las discusiones sobre seguridad y orden público, la Ministra de Defensa, Maya Fernández, ha puesto sobre la mesa una declaración que recalca el papel de las Fuerzas Armadas en la sociedad. En un momento donde la línea entre seguridad ciudadana y defensa nacional parece difuminarse, Fernández trae claridad al debate, argumentando que, aunque las Fuerzas Armadas han sido un pilar en el apoyo a la ciudadanía, su función no es reemplazar a las policías en tareas de orden público.
El papel de las Fuerzas Armadas en la seguridad ciudadana
La seguridad ciudadana ha sido un tema de creciente preocupación en diversas comunidades. Ante este escenario, la intervención de las Fuerzas Armadas en apoyo a las tareas policiales ha sido un tema de debate. La Ministra Fernández, con una postura firme, señala que “las Fuerzas Armadas siempre han estado para apoyar a la ciudadanía”, destacando su rol complementario y no sustitutivo en la seguridad interna del país.
Una línea clara entre defensa y seguridad interna
La distinción entre las responsabilidades de las Fuerzas Armadas y las policías es crucial para entender el marco de acción de cada entidad. “Materia de orden público en lugares, en poblaciones, tiene que ver con tareas de las policías”, argumentó Maya Fernández, poniendo énfasis en la importancia de respetar las funciones específicas que cada fuerza desempeña dentro del estado de derecho.
La importancia de mantener el orden público
El orden público es un pilar fundamental para el desarrollo y bienestar de cualquier sociedad. La claridad en las funciones y responsabilidades de las distintas fuerzas del estado es esencial para mantener este orden. En este sentido, la intervención de las Fuerzas Armadas debe entenderse como un apoyo excepcional y no como una solución permanente a problemas de seguridad interna.
La declaración de la Ministra Fernández no solo reafirma el compromiso de las Fuerzas Armadas con la seguridad y bienestar de la población, sino que también recalca la necesidad de fortalecer las capacidades policiales para enfrentar los desafíos de seguridad interna. Este enfoque busca garantizar una respuesta efectiva y ajustada a las necesidades de la sociedad, respetando siempre el marco legal y las competencias de cada institución.
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La colaboración entre las Fuerzas Armadas y las policías no es un fenómeno nuevo. Históricamente, en situaciones de emergencia o desastres naturales, las Fuerzas Armadas han desempeñado un rol crucial en labores de rescate y apoyo a la población. Sin embargo, la extensión de este apoyo a tareas de seguridad interna plantea un debate sobre los límites y alcances de su intervención.
En este contexto, la formación y preparación de las policías adquiere una relevancia especial. La Ministra Fernández sugiere que el fortalecimiento de las instituciones policiales es fundamental para asegurar una gestión eficaz del orden público, sin tener que depender del apoyo militar de manera regular. Este enfoque no solo es práctico sino que también es coherente con los principios democráticos que rigen la separación de poderes y responsabilidades en el estado.
La seguridad ciudadana es un derecho fundamental y una responsabilidad compartida entre el estado y la sociedad. En este esquema, la participación de las Fuerzas Armadas, bajo circunstancias excepcionales, debe ser vista como un recurso adicional y no como un sustituto de la acción policial. La claridad en este principio es esencial para mantener la confianza pública en las instituciones encargadas de velar por la seguridad y el orden.
Finalmente, la declaración de la Ministra de Defensa, Maya Fernández, invita a una reflexión sobre el modelo de seguridad que se desea para el país. Un modelo que, respetando las competencias y limitaciones de cada institución, busque siempre el bienestar y la protección de la ciudadanía. La seguridad, entendida en su sentido más amplio, requiere de la colaboración y el compromiso de todos los actores sociales e institucionales.
En resumen, la intervención de las Fuerzas Armadas en apoyo a las tareas de seguridad interna debe ser entendida como una medida excepcional y regulada. La prioridad debe estar siempre en fortalecer las capacidades de las policías para que puedan cumplir con su rol de manera efectiva y autónoma, garantizando así el orden público y la seguridad de todos los ciudadanos.